Respuesta :

Las historietas nacen en Estados Unidos en la última década del siglo XIX, en realidad el fenómeno de unir en síntesis simplificadora la imagen y el texto para elaborar un mensaje único comienza casi simultáneamente en Estados Unidos, con "The Yellow Kid", de Richard Outcault (1896), conocido en nuestro país como "El Pibe Amarillo". En la Argentina, se inicia con las "Tiras comerciales" y los dibujos de Mayol y Cao publicados en Caras y Caretas (1898), y más precisamente con "La caza del zorro" de Acquarone, que apareció en esta misma revista en 1901.
Las primeras historietas "secuenciales" y con personajes fijos que perduran (o sea, verdaderas historietas) son "Viruta y Chicharrón" y "Goyo Sarrasqueta", de 1912 y 1913, respectivamente, que aparecían en Caras y Caretas. Es así que aparece en una revistas específica y representante del humor, gráfico y escrito (que en otros lugares comenzarán a existir mucho después) y pasa a la prensa diaria recién en 1920, cuando el diario La Nación empieza a publicar tiras, con gran enojo de muchos de sus lectores, que pensaban que con estas "frivolidades" se desmerecía la "seriedad" de la publicación. A pesar de que La Nación es el diario pionero en la Argentina en cuanto a la publicación de historietas, el más importante para el género es Crítica, que desde mediados de la década del ‘20 y a lo largo de la del ‘30 albergará lo mejor de la producción nacional y extranjera, gracias al interés de su director, Natalio Botana, por la historieta. Es precisamente en Crítica donde aparece, en la tira de Dante Quinterno "Aventuras de Don Gil Contento", en octubre de 1928, un personaje secundario que más tarde se transformaría en uno de los más famosos y queridos de nuestra historieta: el indio Patoruzú, que tendrá su propia tira en La Razón, en 1931. También en estos años debuta con sus personajes en los periódicos Lino Palacios, que crea a "Ramona" en 1930, para La Opinión y a "Don Fulgencio" en 1934, para La Prensa.
La creación de las primeras "revistas" de historietas se da también en 1928: El Tony de Editorial Columba, la que fue precedida por otra creación de Ramón Columba, de corta duración, Las páginas de Columba, fundada en la década del ‘30, Patoruzú de 1936, de Dante Quinterno, sin olvidar Billiken, fundada en 1919 por Constancio C. Vigil y que albergó a la historieta infantil desde sus inicios.